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| PRENSA : Artículos de prensa de Vanessa-Mae |
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Sueños pop de una virtuosa del violín 21 de junio de 2001 Sueños pop de una virtuosa del violín www.ciudad.com/ar/portales/musica/nota/0,1272,27222,00.html "Subject of Change", nuevo álbum. La violinista Vanessa Mae deja otra vez de lado a los grandes compositores clásicos e insiste con el dance, esta vez con toques de World Music y la producción de Youth. Vanessa Mae tiene sólo 23 años y ya es una de las violinistas más famosas del mundo. Nació en Singapur pero vive en Londres desde los 4 años de edad. Su aparición en el mundo de la música causó una conmoción. A los 13 años se convirtió en la persona más joven en grabar los conciertos de Beethoven y Tchaikosvsky y fue comparada con Mozart y Mendelssohn por su talento precoz. Pero a la hora de desarrollar su propia música, Mae optó por sonidos más modernos. Se especializó en el violín eléctrico, y editó un par de álbumes orientados al pop que escandalizaron a los puristas aunque le ganaron un nuevo público. Pero, como pasa con la mayoría de los artistas "cross-over", su excelencia en su género de origen no le garantizó el éxito en terreno visitante. Ahora, llega el nuevo disco de la artista oriental. Su más reciente trabajo se llama "Subject to Change" ("Sujeto al cambio") e intenta demostrar la apertura musical de la violinista. Lo consigue, aunque con resultados dispares. En su coqueteo con el pop se muestra cercana al dance y sus mejores logros están en su acercamiento a la World Music. La producción del ex Killing Joke, Youth, le da el toque moderno y avant-garde que la Mae necesita para no dar un paso en falso. El disco abre con un instrumental prometedor, el sugerente y climático "Yantra", en donde sobre una base de guitarra acústica Mae muestra sus virtudes con el violín. Ella misma se hace cargo de las voces en tres canciones claramente pop-dance: "White Bird", cantada en inglés y escrita por David La Flamme (la única excepción del álbum; el resto pertenece a la dupla Mae-Youth), "Love is Only A Game" en español y "Jamais" en francés. Aunque la voz de Vanessa es cálida y no desentona, ninguna de ellas quedará en la historia. Lo mejor llega con los instrumentales que cargan con influencias étnicas. La flamenca "Laughing Budda" y la arábiga "Pasha" son los ejemplos más interesantes. "Night Flight" es quizás el mejor pasaje del disco, el mejor vehículo de lucimiento para el gimiente violín de Vanessa Mae. El álbum parece tener su destinatario en la ya numerosa troupe de fanáticos de la Mae. Para los tradicionalistas y los cultores de la música clásica, será un nuevo desperdicio de talento. Para los seguidores del pop, Vanessa Mae nunca estará entre sus divas. En cambio, el cada vez más heterogéneo espectro de la World Music y sus derivados puede haber encontrado a una de sus hijas predilectas. El tiempo lo dirá. Por Matías Ball |
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